Tejer un amigurumi a ganchillo supone una experiencia creativa, divertida y, además, contribuyes a hacer un regalo sostenible y responsable
Supongo que ya conoces los famosos amigurumis, la foto del chihuahua que ilustra el inicio de esta entrada es uno de ellos. Lo que más me gusta de este “arte” es que, además de llevar el sello personal de quien lo hace (y ya sólo por ello se trata de un objeto único) es un juguete que sobrevive al paso del tiempo (no sé si tanto al de las lavadas, ¡veremos!).